martes, 8 de marzo de 2011

Elisabeth

no entiende ni lo que está pensando en ese preciso instante. 


- Serás imbécil, ¡si ya lo tenías todo claro!
- Es ella, que hace que mis ideas cambien y den un giro de trescientos sesenta y un grados. 
- ¿Cómo puede hacer eso una maldita persona de metro cincuenta? 
- A mí no me preguntes, es mirar lo que ella hace y mis ideas cambian y pasan a darle la razón.

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