domingo, 3 de julio de 2011

Lo mismo de antes

Aquí estoy otra vez, esperando una señal que me deje actuar. Porque nunca he sabido actuar sin señales que me ayuden a saber cómo reaccionar. Maldita la hora en que decidí aceptar la proposión. Desde entonces no había hecho más que buscar respuestas a preguntas que no tenían el más mínimo sentido. Ojalá fuese solo eso, también era ella, solo ella me atormentaba todas las noches con el sentimiento de culpa que me había dejado. Si hubiese sabido que todo esto fuese a pasar, habría salido corriendo hacía mucho tiempo. Todos los que tenían las respuestas a mis preguntas lo habían hecho, ¿por qué yo no podía? Preferían esperar y que aumentase mi odio por todo lo desconocido, aquello que quería descubrir. ¿Cómo puedes conseguir respuestas sino hay quién te responda? Otra de mis preguntas sin respuesta. Cada día era mayor el número.
A pesar de todo, ella siempre tenía una sonrisa para mí. Cuando la miraba me sentía más culpable por quejarme de mi situación. Los que habían huido sabían hasta qué punto ella sabía lo que yo no podía saber, pero yo estaba al noventa por ciento seguro de que ese sufrimiento no era por tres o cuatro respuestas. El único miedo que tenía yo, al estar a su lado, era que de verdad consiguiesen lo que yo creía que querían. Estaba dispuesto a dar mi vida por protegerla, aunque mi vida no tuviese valor para ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario