viernes, 30 de septiembre de 2011

240811


Volveremos a vernos... 24 de Ago, a las 18:21

No le prestaría demasiado atención sino la tuviese. Era especial, desde luego que lo era. Desde el momento en el que me lo encontré al bajarme en Puerta de Arganda estuvo examinando mis movimientos, tratando de averiguar qué escondían mis pensamientos. Cambié la canción, era demasiado triste para ese momento, no tenía ganas de llorar delante suya. Como si quisiese saber más de mí, seguía mirándome, de vez en cuando trataba de que mantuviese mis ojos fijos en los suyos, pero era imposible saber que alguien quería saber de ti y no sonreír. No entiendo por qué le daba tanta importancia, era una persona más de esas que viajan en el metro día tras día, de las que no vuelves a ver o de las que te encuentras todos los días a la misma hora en la misma estación. Pero... tenía algo más. Llegó el tren que me llevaría a Rivas Urbanizaciones. Me miró y me dijo con la mirada, porque no hubo otro diálogo entre nosotros que miradas y demostraciones, entra y siéntate ahí. Nos sentamos uno enfrente del otro, estaba confundiéndome, ahora yo también quería saber de él. Trate de evitar mirarle demasiado, pues él no apartaba la vista de mí. Me puse a mirar por la ventana a las vías de al lado, a la carretera, a los pájaros... Lo que fuese con tal de no volverme de nuevo. Una de las cosas buenas que tiene el metro es que puedes mirar a la gente sin que se sientan observados, a través del reflejo de los cristales, pues eso hacía yo de vez en cuando, pero de alguna forma sabía que le estaba observando. Por un momento me olvidé de todo eso, cuando sonó la canción equivocada, la única que podía cambiar una sonrisa por una lágrima. No era el momento de ahogarme en mi propia sangre, así que cambié de canción. Se dio cuenta de qué estaba pasando y mirándome a los ojos trataba de averiguar por qué estaba así. No le daba permiso para hacerlo, apartaba la mirada. Entramos en el túnel que llevaba a Rivas Urbanizaciones, me levanté antes que nadie, solo por evitarle y siguió con lo mismo de antes, me examinó de nuevo. Se abrieron las puertas, salí del vagón y no pude evitar volverme para mirar si seguía ahí o habían sido imaginaciones mías. Ahí estaba, con sus ojos azules radiactivos y su misterioso yo interno. Se cerraron las puertas y mirándome a los ojos susurró "volveremos a vernos"

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