domingo, 4 de noviembre de 2012

Cada despertar siento que el tiempo se me escapa de las manos con más rapidez que el día anterior. Estoy en mi cuarto, iluminado, con las sombras de objetos inertes plasmadas en el armario, cuando de pronto, sin avisar siquiera, todo desaparece. 

Y de qué forma lo hace...

Camino, porque tengo frío y al frío le añado miedo.